El impulso global para imponer un impuesto al carbono en el transporte marítimo sufrió un duro revés inesperado esta semana, después de que el gobierno de los EE.UU. advirtió que podría tomar medidas punitivas contra los países que respaldarán la iniciativa surgida de la Organización Marítima Internacional (OMI).
El presidente Donald Trump definió el plan de la OMI como un “impuesto verde y fraudulento” y reiteró que su país “no aceptará bajo ninguna circunstancia” la medida, que fue eliminada este viernes 17 de octubre de la agenda del organismo multilateral.
En un mensaje publicado en su red Truth Social, Trump no solo había rechazado la propuesta, sino que también exhortó a otros países a votar en contra y dijo:
“¡Apoyé a Estados Unidos y voté NO en Londres por la mañana!”, escribió.
La advertencia estadounidense dejó claro que Washington está dispuesto a ejercer presión diplomática y económica para frenar cualquier intento de fijar un precio global a las emisiones de los buques.
Posponen votación un año
El Comité de Protección del Medio Marino de la OMI –división marítima de la ONU– había programado una votación que sería decisiva esta semana sobre el marco Net-Zero, que buscaba limitar el uso de combustibles fósiles y establecer un sistema global de precios para las emisiones de carbono en el transporte marítimo.
Sin embargo, la votación fue aplazada un año tras una propuesta de Arabia Saudita, un movimiento que analistas interpretan como una victoria para la diplomacia estadounidense.
El aplazamiento representa un revés significativo para la agenda ambiental internacional a pocas semanas de la cumbre climática COP30 en Brasil.
La medida, considerada “histórica”, habría sido la primera tarifa global y fija sobre emisiones de carbono en cualquier industria, abriendo el camino a combustibles alternativos como amoníaco o metanol.
Alerta a inversiones
El Departamento de Estado de EE.UU. había alertado sobre posibles sanciones de “amplio alcance” para los países que apoyaran el impuesto, incluyendo el pago de derechos portuarios, restricciones de visas y sanciones comerciales.
La presión ha generado preocupación en el sector marítimo, que depende de reglas claras para planificar inversiones a largo plazo.
La Cámara Naviera Internacional, que representa más del 80% de la flota global, calificó el retraso de la votación como “decepcionante” y advirtió que la incertidumbre amenaza la transición hacia un transporte marítimo más limpio.
A pesar del tropiezo, varios países europeos y del Pacífico mantienen su compromiso de retomar el debate el próximo año para cumplir con los objetivos de reducción de emisiones antes de 2050.
Futuro en pausa
El choque entre intereses ambientales y económicos ilustra la complejidad de imponer regulaciones globales en un sector crítico para el comercio mundial.
Mientras la OMI pospone decisiones históricas, los expertos advierten que la ventana para cumplir con las metas de descarbonización se estrecha y que la presión de EE.UU. podría redefinir no solo las normas de la industria, sino también la dinámica del multilateralismo climático.
Por Liliana Gómez / Síguenos en Facebook, X y LinkedIn