Transporte de carga, atrapado entre prorrogas mecánicas y violencia en aumento

En el transporte de carga, la mecánica no admite demoras, por ello cada unidad que recorre miles de kilómetros diarios debe someterse, por norma, a verificaciones físico-mecánicas semestrales.

Sin embargo, las recientes prórrogas que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) otorgó para vehículos con placas terminación 5, 6, 7 y 8 bajo el argumento de falta de personal o insumos, preocupan seriamente al sector privado.

Para Leonardo Gómez, presidente ejecutivo de la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), esas decisiones burocráticas no deben relajar las responsabilidades de las empresas.

“Si la norma exige revisión cada seis meses, se debe cumplir, porque la ausencia de calcomanías o inspectores no es excusa. El mantenimiento preventivo y correctivo de las unidades es obligación permanente”, sostuvo.

Este señalamiento cobra sentido en un contexto donde las condiciones físico-mecánicas son clave para la seguridad vial, la eficiencia logística y la reducción de accidentes.

Como ocurre con las horas de conducción o la existencia de paradores seguros: aunque falte infraestructura adecuada, la norma debe respetarse, porque cuando se relajan los controles, los accidentes y las pérdidas humanas y económicas se multiplican.

Carreteras en crisis

Pero el riesgo no está solo bajo el cofre, como lo demuestra el hecho de que cada 47 minutos ocurre un robo a una unidad de carga en México, equivalente a 30 diarios.

Si bien el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reportó en mayo el menor número de robos en años, en el sector prevalece el escepticismo.

“Lo que nos dicen los transportistas es que el índice se mantiene, incluso con mayor violencia”, afirma Gómez.

Parte del problema estadístico está en la forma en que se tipifican los delitos.

Si durante un robo hay una muerte, frecuentemente se registra como homicidio y no como robo violento, distorsionando la estadística.

A esto se suma un aumento de 13 % en casos de extorsión y secuestro de operadores, delito que ya genera pérdidas superiores a 92 millones de pesos anuales.

Tecnología sin reacción

Aunque las empresas cuentan con tecnología capaz de detectar desviaciones de ruta en tiempo real, la reacción oficial es insuficiente y en muchos casos resulta totalmente nulificada.

Gómez reconoció como positivo que la Sedena (Secretaría de la Defensa Nacional) planee adquirir tecnología especializada y que se refuercen operativos como Balam, pero insiste en que sin coordinación real entre autoridades estatales y federales, la vigilancia seguirá siendo mera espectadora de la violencia.

“Hoy se detecta, pero no hay reacción oportuna. El reto está en cerrar la pinza”, dice.

Y agrega: “La tecnología ya existe y está en manos de las empresas. Si se detecta una desviación de ruta, se debe actuar de inmediato. El reto está en cerrar la pinza”.

Así que, en un país donde el 56 % de las mercancías se mueve por carretera, el transporte de carga ha dejado de ser solo un eslabón logístico, porque hoy es también un blanco cotidiano del crimen organizado.

Y, en todo caso, a pesar de las cifras oficiales que presumen una baja en el robo de mercancías, la realidad que viven los operadores al volante es otra historia…

 

Por Daniel ZuritaSíguenos en FacebookX y LinkedIn

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