Con una exposición fotográfica y el foro “Fracking en México: riesgos, impactos y resistencias”, científicos, organizaciones y comunidades indígenas y campesinas llevaron al Congreso de la Unión un enérgico llamado para prohibir el fracking en el país.
Aunque el gobierno federal ha expresado su rechazo a esta práctica, la prohibición aún no se concreta, mientras los planes estratégicos de Pemex 2025-2035 contemplan la exploración de yacimientos no convencionales que implican su uso.
Durante el encuentro, especialistas advirtieron sobre los graves impactos ambientales y de salud derivados del fracking. En Estados Unidos, los pozos requieren cada vez más agua —un aumento de 770% en solo cinco años—, provocando crisis hídricas y afectaciones a la salud pública como cáncer, enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
La bióloga Sandra Steingraber destacó que más de 2.500 estudios científicos confirman los daños irreversibles de esta técnica, motivo por el cual fue prohibido en Nueva York desde 2014. Por su parte, Sharon Wilson, experta estadounidense, denunció que el consumo de agua en la industria sigue aumentando y que los riesgos son sistemáticamente ocultos.
El geólogo Luca Ferrari, de la UNAM, subrayó que el fracking no garantizaría la soberanía energética, ya que su productividad declina rápidamente y los costos serían insostenibles, absorbiendo hasta el 60% del presupuesto de Pemex.
La Alianza Mexicana contra el Fracking y las comunidades participantes reiteraron la necesidad urgente de prohibir por ley esta práctica y respaldaron la iniciativa presentada por cuatro parlamentarios para proteger la salud, el agua y el territorio nacional.


