En el corazón del antiguo Muelle Fiscal, donde aún resuena la historia de un puerto que ha visto zarpar sueños y regresar esperanzas, Manzanillo rindió homenaje a uno de sus grandes hijos, Don Guillermo Woodward Rojas, el hombre al que muchos aún llaman con respeto y cariño “El Dueño del Mar”.
Conocido por muchos como “El Dueño del Mar”, Woodward fue un hombre de época, haciendo empresa y abriendo el puerto al comercio, y por ello, fundamental en la transformación portuaria y económica del recinto más importante del país.
Por décadas, su trabajo como Agente Aduanal y su visión logística ayudaron a abrir rutas, modernizar operaciones y proyectar a Manzanillo como un punto estratégico del comercio marítimo, conectando Asia y América Latina con México.
Entre el mar y un legado
Durante la ceremonia, la presidenta municipal del puerto, Rosa María Bayardo, habló de su legado con una mezcla de gratitud y admiración.
“Fue un hombre visionario que apostó por el crecimiento del puerto y el bienestar de su gente”, dijo.
Y afirmó: “Gracias a personas como él, Manzanillo se consolida como el puerto más importante de México.”
El acto tuvo algo de íntimo y solemne, bañado por un sol con brisa marina procedente del Pacífico; los asistentes —autoridades civiles, militares y portuarias, familiares y antiguos colaboradores— escucharon reflexivos.
Visión que perdura
En representación del Agente Aduanal y actual CEO de Logística Woodward, Guillermo Woodward Crespo, quienes siguen impulsando la visión del fundador del Grupo Woodward, acudieron Sara Ballesteros y Omar Aréchiga, quienes recibieron el reconocimiento.
Entre los presentes se encontraban Guillermo Mejía Georges, director del puerto de Manzanillo, y representantes del ámbito empresarial y municipal.
A medida que el homenaje concluía, el sonido del mar parecía envolver el muelle.
Quizá era un recordatorio del vínculo que definió la vida de Don Guillermo, quien tuvo una conexión profunda entre el hombre, su puerto y el horizonte que ambos ayudaron a construir.


