Arropado por el aparato institucional de CANACAR, Ramiro Montemayor lanza su candidatura

Con el respaldo visible y recursos del aparato institucional de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR), Ramiro Montemayor presentó oficialmente su candidatura a la presidencia nacional de esa Cámara para el periodo 2026-2027, como prospecto del grupo dominante que actualmente controla el organismo empresarial.

Lo hizo con todo el peso del aparato institucional detrás, en un acto que, más que trámite interno, pareció la presentación de un candidato oficial.

Montemayor, actual vicepresidente del organismo, utilizó la estructura de la Cámara para anunciar su intención de competir por el máximo cargo, apoyado por directivos, delegados y funcionarios del propio organismo.

La solicitud de licencia —registrada bajo el folio BN-RMG-01/2025— fue leída por el director general, Luis Roberto Lastiri Quirós, durante una sesión convocada de emergencia este 4 de noviembre, en la que participaron alrededor de veinte integrantes de la mesa directiva.

Contienda dispareja

El empresario pidió licencia “con carácter urgente” para separarse de su puesto y dedicarse de lleno a la campaña interna, cuyo proceso formal arrancará en enero de 2026.

En el discurso, llamó a “un proceso de altura, respeto y seriedad que le dé valor a la CANACAR”. Sin embargo, el uso de recursos institucionales para lanzar su candidatura generó malestar entre varios miembros del organismo, que ven en ello una clara forma de obtener ventaja frente a los aspirantes independientes.

Augusto Ramos ha venido ganando las preferencias y Rómulo Mejía Durán, que sigue haciendo esfuerzos por posicionarse.

Ambos contendientes han venido construyendo sus campañas desde meses atrás, con una creciente aceptación entre los transportistas. Ramos, en particular, ha ganado visibilidad al recorrer los principales corredores logísticos del país, mientras que Mejía busca consolidar apoyo entre otros grupos del autotransporte, según informes de sus respectivos equipos.

Un proceso bajo revisión

El director general Lastiri Quirós precisó en la reunión que será el Consejo Nacional Directivo quien resuelva la solicitud de licencia el próximo 12 de noviembre en Guadalajara.

De aprobarse, Montemayor podrá iniciar su precampaña hacia finales de enero, aunque ya ha sostenido múltiples reuniones con simpatizantes desde septiembre, cuando celebró una cena en Monterrey para presentar su proyecto y ha venido participando en actos corporativos registrados en diversas plataformas.

El calendario interno marca que las planillas deberán registrarse 40 días antes de la elección del 2 de marzo de 2026, dejando un periodo de precampaña de seis semanas.

Para Montemayor, esa ventana le permitirá “dedicarse por completo a escuchar a los socios y presentar un plan de continuidad”, una frase que resume su narrativa: la de garantizar la permanencia de las políticas impulsadas por la actual dirigencia.

Continuidad en marcha

Durante la sesión extraordinaria, varios vicepresidentes y delegados expresaron abiertamente su apoyo, dejando evidencia del respaldo institucional:

Entre los presentes estuvieron Alfredo Cárdenas Garza (delegado Jalisco), Brenda de la Mora (prosecretaria del Micro y Pequeño Transportista), Jorge Cazares (vicepresidente general), Jaime García (vicepresidente Región Bajío), Jorge Arizona (vicepresidente de Mexicali), Manuel Sotelo (vicepresidente Región Norte) y Ernesto Gaitán (vicepresidente general).

El respaldo fue explícito y, en algunos casos, propio de mítines políticos y virtudes que encuentran los partidarios en sus líderes.

“Eres la mejor opción para la continuidad de nuestra cámara en 2026”, dijo Jorge Arizona. Mientras que Brenda de la Mora añadió: “Los tiempos políticos que vive el país requieren de unidad, estrategia y visión.

Eso es lo que representa hoy el candidato Ramiro Montemayor”.

El peso del aparato

El tono de los discursos, plagado de elogios y llamados a la “unidad”, siguió recordando más a una campaña política que a un proceso interno empresarial.

En el salón se dio lectura a una larga lista de convocados, entre los que figuraron secretarios de área, consejeros y empleados del propio organismo, muchos de los cuales expresaron públicamente su apoyo al aspirante.

Esa demostración de fuerza institucional podría poner en entredicho la equidad de la contienda.

Montemayor, consciente de la percepción que genera, advirtió que “la decisión la tomarán los socios” y lanzó una frase que sonó a mensaje velado para sus rivales:

“Ellos decidirán si conviene que los tres candidatos lleguemos hasta el final”.

Los independientes en ascenso

El desafío para Montemayor no es menor, porque Ramos y Mejía, sin acceso al aparato interno, han logrado conectar con sectores que reclaman un relevo y mayor activismo y defensa de los intereses del transporte en la cámara.

Los candidatos han insistido en que el organismo necesita “menos política y más gestión técnica” frente a los retos de competitividad, seguridad y modernización del transporte de carga.

En los últimos meses, la CANACAR ha estado al centro de temas estratégicos como el nearshoring, la digitalización de flotas y la renovación vehicular ante los nuevos estándares ambientales.

De hecho, la presentación de Ramiro Montemayor se dio tras la firma de un “Acuerdo por el que se dan a conocer las condiciones ambientales a que se sujetará la importación de vehículos usados, equipados con motor a diésel y con peso bruto vehicular mayor a 3,857 kilogramos”.

La firma fue encabezada precisamente por el presidente Martínez Millán, en compañía del propio Montemayor, que signó el documento con los secretarios de Economía y Medio Ambiente, Marcelo Ebrard y Alicia Bárcena.

El mensaje de la cúpula

Consultado por la prensa sobre el proceso electoral interno, Martínez Millán evitó pronunciarse sobre los favoritismos.

Pero dijo que “es muy loable que hoy haya esa intención, ese apetito por ser presidente de CANACAR.

Es algo que aplaudo, y seguramente pronto entrarán en sus campañas formales”, declaró.

Sin embargo, su presencia constante en los actos de Montemayor refuerza la percepción de que el candidato del grupo dominante buscará encabezar la central.

Aunque el respaldo del aparato no garantiza la victoria, sí moldea la narrativa: continuidad frente a cambio.

En un gremio que maneja más del 80% de la carga terrestre nacional, la presidencia de la CANACAR no es un puesto simbólico, sino un punto de poder real en la interlocución con el gobierno federal y el sector privado.

El pulso del gremio

El proceso apenas comienza, pero la ruta ya mostró este martes un aparato volcado en favor de un aspirante, mientras los independientes buscan apoyo entre los transportistas grandes y menores y, desde luego, manteniendo la unidad del gremio.

“Unidad, estrategia y visión”, repiten los leales a Montemayor.

Pero en los corporativos grandes y pequeños, donde se decide realmente el pulso del sector, el eco suena distinto: cambio, participación y equilibrio.

 

Por Daniel Zurita / Antonio Vargas

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