El 85 Congreso Nacional de Agentes Aduanales que inició ayer en la Ciudad de México, no es un simple encuentro gremial, es el escenario donde se definirá el próximo viernes más de una estrategia del comercio exterior, así como su futuro a corto y mediano plazos.
Esta vez, la contienda por la presidencia de la CAAAREM, enfrenta a dos perfiles contrastantes que representan visiones distintas del gremio: Claudio Silva Herzog, hombre de casa, con décadas de experiencia institucional, e Iñaki Zaragoza, un reformista norteño que apuesta por descentralizar el sector.
El actual presidente saliente, Miguel Cos Nesbitt, deja la vara alta.
No sólo articuló alianzas inéditas con actores como la Asociación Mexicana de Agentes Navieros (AMANAC) que encabeza Fernando Con y Ledezma, sino que abrió la organización hacia una mayor visibilidad y protagonismo nacional.
No es casual: el 25% de la recaudación del país ocurre en aduanas marítimas.
Bajo su liderazgo, la CAAAREM dejó de ser un club de élite para convertirse en un interlocutor legítimo en la política aduanera, incluyendo su participación en el Comité Marítimo Nacional impulsado por la Secretaría de Marina y aperturó sus iniciativas e imagen pública.
Un gremio menos opaco
Entre los mayores logros de Cos Nesbitt destaca el reciente convenio con la CONCAMIN para combatir frontalmente prácticas ilegales como el contrabando y la subvaluación.
El fortalecimiento del frente institucional fue necesario, pero también simbólico, porque expresó su verdad de manera pública.
Claudio Silva Herzog, actual secretario general, representa esa continuidad con formación profesional técnica-económica y política.
Su discurso va en línea con la modernización: tecnología, innovación y fortalecimiento interno.
Iñaki Zaragoza, en cambio, apunta hacia una renovación estructural, devolviendo fuerza a las asociaciones locales, con una mirada menos burocrática y más territorial.
Centralismo o federalismo
Ambas visiones son legítimas, pero la pregunta de fondo es otra:
¿Quiere el gremio una confederación sólida desde el centro o una red de asociaciones regionales que dialoguen desde distintos flancos?
Lo que está en juego no es un cargo, sino la forma en que los agentes aduanales serán escuchados en el México del comercio exterior que se avecina.
Por Gabriel Rodríguez / Opinión