Perfila Semar la nueva Subsecretaría de Puertos

En el siempre restringido tablero del poder marítimo mexicano, una pieza decisiva parece estar tomando forma: la creación de la Subsecretaría de Puertos y Marina Mercante, un proyecto que está entre los documentos estratégicos del secretario de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, y sigue avanzando con la clara intención de reordenar un sector fundamental para el comercio exterior y la competitividad del país.

No es una sorpresa, es más bien la confirmación de un movimiento que llevaba años gestándose, porque se recordará que, en la entonces SCT, la perfilaba la creación de la Subsecretaria con Gerardo Ruiz Esparza.

Lo interesante no es solo la creación de una subsecretaría, sino el rediseño profundo de las áreas que la conformarán, mediante un reacomodo que, de consumarse, reconfigurará flujos de poder, atribuciones técnicas y rutas de decisión que hoy operan bajo un esquema altamente fragmentado y algo disfuncional.

Regreso a casa

La reorganización contempla el retorno a la Dirección de Marina Mercante de gran parte de las funciones que actualmente controla la Unidad de Capitanías y Asuntos Marítimos (Unicapam), encabezada hoy por el vicealmirante José Méndez Vázquez.

Se trata de un paso simbólico, pero también estratégico: recuperar el manejo de las Capitanías de Puerto, el Registro Marítimo Nacional, los permisos de navegación, las autorizaciones de turismo náutico y las agencias consignatarias de buques, en resumen, volver a colocar bajo un mismo timón todo lo relacionado con el movimiento de embarcaciones y desarrollo marítimo.

La Unicapam, no obstante, conservaría áreas sensibles como la investigación de accidentes, la seguridad marítima, la inspección de empresas y los temas vinculados a licencias y tripulaciones, además de estudios y mapas marítimos.

Es un reparto funcional, aunque aún persisten dudas en un punto estratégico para al entrada y salida de embarcaciones en puertos de altura, el pilotaje, además de las matriculaciones y el abanderamiento, cuyo triángulo técnico es indispensable, para la eficiencia del sector y será, sin duda, uno de los debates más finos dentro del rediseño que ya realizan los chicos del Vicealmirante Morales Ángeles.

Estructura en transición

Conviene recordar que antes de la creación de Unicapam, Marina Mercante concentraba todas estas tareas, por tanto, lo que está cocinándose, entonces, no es una revolución sino un regreso a un modelo probado, aunque adaptado a un entorno institucional más robusto —y más militarizado— que el de hace una década.

En esta lógica, la Coordinación General de Puertos y Marina Mercante (CGPYMM), dirigida por Manuel Fernando Gutiérrez Gallardo, pasaría a llamarse Unidad de Puertos y Marina Mercante, o alguna variante equivalente, manteniendo sus áreas actuales: la Dirección General de Puertos, la Dirección General de Estadística, así como las Administraciones del Sistema Portuario Nacional (Asiponas), que nominalmente reportan a la Dirección General de Fomento y Administración Portuaria, aunque en los hechos operan bajo otra lógica.

Porque si algo caracteriza a las Asiponas, es que muchas de ellas viven en un limbo decisional. Es decir, sus directores suelen “no ver ni oír a nadie”, pero no por falta de voluntad quizá y sólo quizá, sino porque consultan todo con esa “área etérea” llamada “superioridad”.

De hecho, una instancia informal, improvisada, cuyo significado real sigue siendo un misterio burocrático y nadie sabe de bien a bien cómo es.

La hora de los puertos

Este divorcio entre las Asiponas y la Coordinación no es casual, la Dirección de Fomento opera físicamente prácticamente dentro de la Secretaría de Marina, y varios directores acuerdan directamente con el secretario, por tanto, el rediseño en curso cambiaría esa dinámica.

Las Asiponas reportarían directamente al nuevo subsecretario de Puertos y Marina Mercante, ose que la “superioridad” por fin tendría nombre y apellido.

De acuerdo con quienes han tenido acceso al proyecto, esa subsecretaría estaría a cargo de un almirante que supervisaría —sin intermediarios— a todos los directores portuarios, un movimiento de hecho, que centraliza, ordena y, sobre todo, clarifica la cadena de decisiones.

El propio almirante Morales Ángeles ya está provocando cambios perceptibles a los usuarios, concesionarios, empresas y organismos reportan una actitud distinta en varias áreas entre los principales funcionarios y oficinas, donde es notable una menor menos rigidez, menos cerrazón y un ambiente más favorable al mundo de los negocios, y la necesidad de impulsar un sector donde si los actores empresarios ganan, el país gana.

Es un giro cultural que, si se consolida, marcará una diferencia indispensable respecto al periodo de José Rafael Ojeda Durán, cuya fallida administración, con todo y el peso de sus célebres sobrinos, llegó a generar un clima que amenazaba con desviar de nuevo el comercio marítimo hacia Houston u otros puertos estadounidenses para luego entrar por camión a México.

Una ruta inevitable

Así, que lo que está en marcha es más que una reforma administrativa, de hecho, es la búsqueda de un modelo que devuelva eficiencia, coherencia y finalmente visión estratégica a un sector que no puede operar en piloto automático, en un país donde más del 80% del comercio exterior se mueve por vía marítima, y por ello, la creación de una Subsecretaría de Puertos y Marina Mercante no es un lujo. Es una urgencia.

Así que esta vez, todo indica, que el timón ya comenzó a girar.

 

Por Gabriel Rodríguez / Opinión 

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